Batiburrillo
Llevo unos días buscando un rato para desahogarme, pero se
me acumulan las tareas, y cuando tengo tiempo no hay ganas, y cuando hay ganas
no tengo tiempo. Además, el ritmo acelerado de los acontecimientos hace que
cuando vas a comentar un tema, a poco que te descuides, se ha quedado antiguo,
arrollado por otros acontecimientos recientes. Hoy me despierto igual que me
acosté anoche: con la tragedia de los mineros fallecidos en León, en el
accidente de la mina. Con el dolor de los obreros muertos en el campo de honor
del trabajo, por mucho que haya quienes quieran privarlo de ese honor
mercantilizándolo y reduciéndolo a un recurso más de la producción, a un mero
coste fijo. Y eso valdría ya para silenciar cualquier otro tema. Hoy es día
para rumiar el dolor, acercar el consuelo, y volver a avivar la esperanza, que
es virtud de tiempos recios.
Y sin embargo, la vida sigue su curso, como si nada pasase,
abotargada entre cantos de sirena que los voceros de esta cofradía se encargan
de hacer resonar sin descanso. Por eso no puedo evitar el desahogo, a pesar de
que el catarro otoñal me tenga lento de
reflejos y espeso de ideas. La política sigue siendo fuente de desasosiego e
indignación, aunque parece que han descabalgado de cargos públicos a un
exconcejal prepontentillo que tendrá que rendir cuentas ante la justicia
finalmente (de IU, que parece que en esta ciudad se va a llevar el trofeo penal,
y ¡mira que tocaron poco pelo!). Parece que hay consejeros autonómicos
lenguaraces, pese a que cobran más que el presidente, porque se siguen buscando
recovecos y triquiñuelas legales para terminar dejando de decir lo que se
decía. Los fascistas de importación, venidos de más allá de los montes,
reclaman derechos que nunca estarían dispuestos a reconocer a otros, mientras
convierten las calles de la ciudad en una provocación legalizada por unas
autoridades más cortas de miras que de razonamientos. Hasta una cofradía “pirata”
de esas que abundan en estos barrios al calor de la incultura, arropada por
incultos gobiernos e iglesias medrosas, organiza como actividad “cultural” la
fiesta de “Jalogüin”; que digo yo que, tiene que ver un montón lo del jalogüin
con ser –o pretender ser- una asociación cofrade, y que además eso es taco de cultural. Vamos, una empanada mental de
no te menees. Como si una asociación antiaborto financiara abortos, pues eso. La
misma empanada que, en general, sostiene este entramado de acontecimientos. Lo
mejor es que la confusión sigue subvencionada, y mientras el ayuntamiento tiene
que reducir recursos para servicios sociales, no faltan las subvenciones cazavotos para cualquier evento por
descerebrado que pueda ser. A más falta de materia gris, más voto garantizado,
y más pelas subvencionadas. La misma empanada mental que –yo, mi, me, conmigo-
pretende justificar -es un ‘poné’- la existencia de una fundación creada por
mí, y presidida por mí, para estudiarme a mí mismo, gran figura pública venida muy
a menos por mi propia empanada mental.
Para redondear el desahogo, descubro la misma falta de
materia gris en las posiciones que se ven desde mi atalaya en cada momento;
quiero decir que, si voy andando, tengo que soportar ciclistas idiotas como el
que el otro día en zona peatonal, donde se prohíbe la circulación de bicis en
ciertas horas insultó a una señora a la que casi atropella, siendo él el
infractor y culpable. Si voy en bici, me topo inexcusablemente con peatones
sordos que han debido creer que el carril bici es una zona de esparcimiento
donde extender la manta de cuadros y sacar el almuerzo, y esta mañana en coche,
me topo con un ciclista que circula en contramano carente de civismo y a punto
de que lo atropelle al girar la curva. Estoy rodeado de incívicos idiotas a los
que habrá que despertar de su letargo mental algún día. Si por mí fuera, hoy
mismo. Y, todo, porque no nos atrevemos a decir en voz alta: ¡Eh, Tú!, ¡eso no
se hace! Porque nos hemos creído que se puede hacer de todo y su contrario, y
no pasa nada. Y es que no vale. No vale ir en contramano con la bicicleta y no vale que un consejero de un gobierno
socialista cobre entre 90.000 y 100.000 euros anuales, simplemente porque no es
de recibo. No vale lo de que todas las
ideas son iguales y hay que respetarlas y deben poder expresarse. Es una
falacia. No vale. No pueden ser iguales las ideas inhumanas que preconizan el
odio, la aniquilación del otro, la exterminación, el racismo, el totalitarismo
que las ideas que aunque sea en confrontación por distintas, buscan humanizar
la existencia. No son lo mismo. Aquellas ni siquiera son ideas, y por tanto no
pueden reclamar para sí derecho alguno. No vale que cualquier capricho sea un
derecho, es simplemente mentira.
A pesar de la nebulosa catarral he descubierto el origen del
mal: las faltas de ortografía de la prensa escrita, sobreabundantes en las
ediciones digitales de los medios de “reconocido” prestigio. Por ahí empieza
todo. Por faltarle al respeto a las palabras que están indefensas. Y cuando se
empieza por ahí, se termina faltándole al respeto a todo, porque se ha perdido
el norte.
Ya sé que siempre me pasa lo mismo, que acumulo lamentos.
Sí, lo sé. Se me hace difícil no hacerlo. A ver si se me pasa el catarro y lo
veo todo rosa, aunque creo yo…
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