Pan y circo, pero sin pan

Lo dicho. Jalogüin ha terminado por licuar el cerebro de muchos, empezando por los políticos populistas y terminando por los mismos niños, sometidos al bombardeo consumista para el que sus padres parecen resultar presa fácil en nuestros barrios. Y si no, no se pierdan el programa de festejos pseudocultural que tienen montado el propio Distrito Municipal, entidades “ciudadanas” y hasta una asociación “pseudo religiosa”, a los que no se escucha decir nada ante la pérdida de ayudas para la dependencia que afecta gravemente a los mayores de nuestros barrios, o ante la exigua cuantía de las pensiones con las que además de sobrevivir han de ayudar a las familias de sus hijos, o ante la tasa de desempleo y fracaso educativo de nuestros jóvenes. Sale más rentable para ellos el circo. Atonta más, y nos hace creer que somos felices y tenemos lo que necesitamos. Esta vez solo hay circo; nada de pan.

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