Aprendiendo a reír, también en este año


El pasado 10 de noviembre, Rosa Montero publicó en el País Semanal un artículo con el título "Aprendiendo a reír".
En él cuenta que en las Navidades de 1928, Marie Curie le mandó una carta a su hija Irene para felicitarle las fiestas, en la que escribió: 


“Os deseo un año de salud, de satisfacciones, de buen trabajo, un año durante el cual tengáis cada día el gusto de vivir, sin esperar que los días hayan tenido que pasar para encontrar su satisfacción y sin tener necesidad de poner esperanzas de felicidad en los días que hayan de venir. Cuanto más se envejece, más se siente que saber gozar del presente es un don precioso, comparable a un estado de gracia”. 

Creo, al igual que Rosa, que estas palabras son el logro de una vida. Alcanzar esa maravillosa sencillez no es fácil, desde luego, así que habrá que aplicarse. Aquí estoy yo también, en fin, intentando aprender a reír día tras día, y por eso mi deseo para todos vosotros este año es, con palabras prestadas, que sigáis aprendiendo a reír cada día de este año. No dejéis nunca de aprender a reír.

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