Silencio
Hay días que es lo más necesario. Trabajo, ciudad, prisas, redes sociales, tareas, plazos, tiempo escaso, agobio, y superficialidad. El ritmo de la vida contemporánea en nuestras ciudades es tal que nos impide caminar al paso, apreciar los paisajes -sobre todo los paisajes humanos- y ser conscientes de ellos. Prevemos, pre-vivimos, nos pre-ocupamos, pre-decimos, por si acaso no llegamos. Lo importante es ver, oir, vivir, ocuparnos, decir y caminar.
Necesitamos silencio, capacidad de pararnos y escuchar, escucharnos a nosotros, escuchar a los demás, escuchar la creación, escuchar a Dios. Esta tarde hace falta silencio orante, necesito silencio. El silencio que es capaz de llenarnos de palabras de vida. El que deja hablar a nuestro yo, y al Dios que lo habita.
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