Ven, Señor.

Ven, Señor, y levanta nuestros ánimos abatidos.
Ven, Señor, y enciende nuestras ilusiones marchitas.
Ven, Señor, y aviva nuestra caridad y nuestro compromiso.
Ven, Señor,
porque solo así podremos correr a tu encuentro
y facilitar el camino a los que te buscan sin saberlo,
y animar la marcha de los que caminan con dificultad,
y reunirnos todos, contigo, en tu Reino.
Ven, Señor, no tardes.

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