¿Se puede creer, Señor, desde el "bienestar"?
Señor, ¡cuántas veces, consciente o inconscientemente, idealizamos y anhelamos el bienestar, el bien vivir! Lo importante, en nuestra escala de valores, en nuestro proyecto de vida, en nuestro programa, en nuestro compromiso, en nuestro horizonte... es vivir cada vez mejor: tener salud, dinero y amor, trabajo y vivienda, descanso y vacaciones, protección y seguridad, derechos adquiridos, y una economía saneada libre de preocupaciones... pues solo así logramos el reconocimiento de los demás, la autoafirmación personal y, en definitiva, la felicidad. Pero el bienestar nos lleva, temprano o tarde, a un modo de vivir superficial, insensible, y ciego para las dimensiones más profundas del ser humano; y, entonces, nuestra fe se desvirtúa. Desde él solo queda sitio para un dios milagrero y una religión centrada en lo individual y privado, donde la fe y la espiritualidad se convierten, con frecuencia, en mero alivio de frustraciones y de problemas person...