Falacias de la beneficencia injusta

Las noticias del verano suelen ser aburridas. De falsedad suelen andar a la par con las del resto del año, pero son viejunas y sosas, reiteradas. Ya algunos medios hasta ensalzan la decisión de los diputados de Podemos de donar el excedente de sus dietas a becas de comedor. ¡Qué solidarios! Es verdad que hay otros diputados que se las embolsan, seguramente sin que las necesiten. Pero en la ley está la trampa. Yo creía que estos chicos de Podemos no entrarían en el perverso juego de la beneficencia injusta, pero han entrado, lo que significa que, a lo mejor, no tienen claro lo de la justicia, y eso.

Por si les sirve, por si les ayuda, voy a ver si en unos brochazos, les explico lo que me parece mal:

En primer lugar, lo que uno haga con su dinero personal, aquel que recibe legalmente por trabajar, al que tiene derecho, y en cuyo uso y las decisiones que uno tome, nadie se puede meter, según nuestra cultura, es algo que no es ensalzable. Aun cuando se destine a la caridad, a la solidaridad, a la beneficencia, a lo que uno quiera, y como cada uno le llame. Eso queda en el ámbito de las decisiones personales. Yo lo cobro, y hago con ello lo que quiera, incluso donarlo, compartirlo. Pero mañana, con igual libertad, y la misma bondad, puedo decidir que no. Nada me obliga.

Pero esa manera de actuar, amigos míos, sigue manteniendo unas estructuras de injusticia que son la que permiten, por ejemplo, que un diputado cobre en dietas -solo en dietas- mucho más de lo que algunas familias reciben para sobrevivir todo el mes. Y al mantenerlas, uno se hace cómplice de esa injusticia. Es así de penoso, pero es así de cierto y de simple. Lo de haceros amigos con el dinero injusto del Evangelio, va por otros derroteros.

La justicia, ni siquiera la caridad, no está en dar algo que me sobra; no está en ir de sobrados por la vida, como van. Sino en que mis decisiones personales vayan siendo camino político de justicia. La justicia, y hasta la solidaridad, estaría, en este caso, no en destinar a beneficencia el excedente que no quiero, ni siquiera en no cobrar eso que no necesito. Estaría en la decisión política de cambiar un sistema que permite que se puedan cobrar esas cantidades por esos conceptos, y destinar desde el principio ese dinero a otras necesidades de las personas. En impedir, desde el origen, la posibilidad de que se puedan hacer esas donaciones porque se cobran esos excesos. 

No sé si me explico. Que puede estar bien hacer donativos, pero no se trata de eso. No han sido elegidos para ser damas de la caridad, sino para cambiar las estructuras injustas.

Y ya sé que quizá los "otros" sean peores en esto, pero es que cuando uno se queda "a mitá camino" creyendo que ha llegado, resulta que, al final, ni llega.

En fin, debe ser el calor.

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