Orar en el mundo obrero. 4º domingo de Adviento

¡Alégrate! Es lo primero que María escucha de Dios, y lo primero que hemos de escuchar  también nosotros. ¡Alégrate!: esa es la primera palabra de Dios a toda criatura. En estos tiempos de incertidumbre y de oscuridad, llenos de problemas y dificultades, lo primero que se nos pide, a lo que se nos invita, es no perder la alegría. Sin alegría la vida es más dura y más difícil. Pero para vivir la alegría tenemos que saber esperar, como María. Se nos puede haber olvidado esperar a Dios y no sabemos cómo encontrar la alegría.

La alegría no es fácil; no se puede imponer. El verdadero gozo tiene que nacer desde lo hondo.

Alegría porque ¡el Señor está contigo! No se trata de una alegría pasajera o superficial, ni de un optimismo forzado. No se trata de engañarnos. Es la alegría interior que nace en quien se enfrenta a la vida con la convicción de que no lo hace solo: el Señor está contigo. Es una alegría que nace de la fe. Dios nos acompaña. La humanidad no está abandonada.

En el Orar en el mundo obrero de esta semana puedes seguir ahondando en la alegría.

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