Orar en el mundo obrero. 2ª semana de Pascua

Solemos idealizar las primeras comunidades cristianas y eran también, como nosotros, grupos humanos con frecuencia replegados sobre sí mismo, sin horizontes, temerosos, “con las puertas cerradas”, sin misión, a la defensiva.

Es el encuentro vital con el Resucitado lo que transforma a esas personas, las llena de alegría y paz, las libera del miedo, les abre horizontes nuevos, les da una misión que les constituye y los impulsa a dar testimonio anunciando la Buena y Nueva Noticia con sus vidas.

En la trayectoria de los discípulos podemos reconocer nuestra propia experiencia personal y comunitaria. Desde esa experiencia podemos sentir que necesitamos aún encontrarnos con el Resucitado, y ser capaces de abrirnos a ese encuentro. Desde esa experiencia nos sentiremos invitados a tocar las heridas del Resucitado en tantos hermanos y hermanas heridas hoy. Desde esa experiencia nos volveremos a sentir llamados, enviados, a ser testigos; volveremos a sentir el soplo del Espíritu sobre nosotros; nos volveremos a sentir misión.

Volveremos, en fin, a poder confesar, como Tomás: ¡Señor mío, y Dios mío! Te puede ayudar el Orar en el mundo obrero de esta semana

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