Orar en el mundo obrero, 30 domingo T.O.

¡Ojos que no ven, corazón que no siente! Para sentir hay que observar, mirar, percibir lo que pasa en la vida, en la vida de las personas, a nuestro alrededor, en nuestra propia vida. Dejar de ver ciertas cosas, o a través de ciertos cristales, para reorientar nuestra mirada.

Y para ver hay que estar encarnado en la vida. No se puede ir de turista. Lo que uno ve depende mucho de dónde se sitúa, desde donde se palpa la existencia, y cómo pasa por la vida.

Haz este ejercicio: Tu día, un día normal, cualquiera. Fíjate, desde que abres los ojos, en lo que haces, por donde pasas, lo que ves, los sentimientos que te provoca, las reacciones que te hacen tener, los encuentros y desencuentros que vives…

Comentarios

Entradas populares de este blog

No tengo fuerzas para rendirme

Feliz año nuevo, en pijama