Orar en el mundo obrero, 5º domingo T.O.

En la vida de todo creyente hay momentos de gracia que nos descubren nuestra indigencia, pobreza y pecado. Que nos hacen reconocer la inutilidad de las respuestas propias, de las que nos damos a nosotros mismos, cuando nos mueven nuestros planes y nuestro amor propio. Momentos en que nos quedamos sin palabras, salvo para reconocernos pecadores necesitados de misericordia, como los discípulos. Momentos en los que podemos escuchar, como ellos: “No temas”. Momentos en que sentimos que, en realidad, no tenemos que temer, porque Dios se acerca a nosotros y nos llama a la tarea. Y entonces, creemos, aceptamos ser aceptados a pesar de todo lo inaceptable que puede haber en nuestra vida. Aceptamos dejarnos cambiar por la ternura del amor. Aceptamos dejarnos convocar a la fraternidad.

Que la oración nos convoque nuevamente.


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