Orar en el mundo obrero 24 domingo T.O.

La primera verdad de nuestra vida personal, en tanto que miembros de la Iglesia, ha de ser también el amor de Cristo. Y de ese amor que llega hasta el perdón y el don de sí, hemos de hacernos siervos y mediadores cada uno de nosotros. Para esto no tenemos excusas, salvo que queramos justificar nuestra hipocresía.

Nuestro mundo encuentra razones para evitar el camino de la misericordia, para condenar al otro, para criminalizar al pobre, para juzgarlo, para ocultar la propia condición pecadora, anteponiendo el pecado de los otros. Nuestro mundo se centra tanto en sí mismo que se ha hecho incapaz de oír, de escuchar, de reconocer en el grito de cada ser humano el grito de un hermano, y se hace incapaz de dejarse conmover por el sufrimiento ajeno.

Seamos distintos, misericordiosos. Oremos en medio de la vida

Comentarios

Entradas populares de este blog

No tengo fuerzas para rendirme

Feliz año nuevo, en pijama