Orar en el mundo obrero 25 domingo T.O.
Ya lo dice Santiago Agrelo: "Dime en quién confías, y te diré de quién eres: Jesús lo llamó “dinero de la
injusticia”, “dinero injusto”. Y entiendes que lo de injusto se
dice, no sólo del dinero mal adquirido, sino sencillamente del dinero.
Entiendes que el dinero es injusto porque reclama que confíes en él, que te
entregues a él, que le des tu corazón, que se lo reserves para él. El dinero es
injusto porque lleva a la injusticia, porque tiene vocación de injusticia,
porque, si has entronizado en el corazón a ese dios, por él explotarás al
pobre, oprimirás al mísero, ignorarás al marginado, disminuirás la medida,
aumentarás el precio, usarás balanzas con trampa, serás tan de la injusticia
como tu dinero. El dinero es injusto porque vende a los pobres y ocupa el lugar
de Dios. “No podéis servir a Dios y al dinero”. Dime a quién sirves, y
te diré en quién confías, de quién eres, quién es tu Dios."
Mi dinero, ¿sirve o gobierna? ¿A qué y a quién? Y mi vida, ¿a quién sirve? ¿Cómo? Lo que tengo, lo que comparto, lo que uso… y todo en función de qué criterios lo hago es algo que cíclicamente he de revisar para seguir situando mi vida en sintonía con el ser discípulo de Jesús. Para eso, mirar, escuchar a los pobres, siempre nos resulta salvador. Orar en el mundo obrero nos ayuda a a ese mirar y a ese escuchar.
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