Orar en el mundo obrero. 26º domingo T.O.

La parábola de Lázaro y el rico es un reto a nuestra vocación más humana: la fraternidad y la solidaridad. Y una invitación a construir puentes y no muros. En esta Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, conviene releer el Mensaje del papa Francisco, que nos recuerda que no solamente está en juego la causa de los migrantes, no se trata sólo de ellos, sino de todos nosotros, del presente y del futuro de la familia humana. Los migrantes, y especialmente aquellos más vulnerables, nos ayudan a leer los “signos de los tiempos”. A través de ellos, el Señor nos llama a una conversión, a liberarnos de los exclusivismos, de la indiferencia y de la cultura del descarte. A través de ellos, el Señor nos invita a reapropiarnos de nuestra vida cristiana en su totalidad y a contribuir, cada uno según su propia vocación, a la construcción de un mundo que responda cada vez más al plan de Dios.

Oramos desde esa realidad.

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