Orar en el mundo obrero, 4º domingo de Adviento

Con su encarnación Dios nos invita a descubrir, reconocer y agradecer esa presencia solidaria. El Hijo de Dios, en su encarnación, nos invitó a la revolución de la ternura. (EG 88) Podemos creer que en el ser humano siempre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio, porque podemos reconocer la presencia encarnada, la imagen de Dios, en cada hermano y en cada hermana. También en el Orar en el mundo obrero 

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