Orar en el mundo obrero. Tercer domingo de Adviento

Si algo caracteriza la vida de Jesús es su amor apasionado por la vida que nace de la experiencia de sentirse apasionadamente amado por el Padre. Siempre atento a lo que puede hacer crecer a las personas, siempre sembrando vida, salud, sentido, esperanza.

Luchar con firmeza contra toda forma de injusticia y opresión y desenmascarar los mecanismos sociales que las generan es necesario, pero no es suficiente para liberar a las personas y para hacer surgir el Reino de Dios. Solo los gestos liberadores cargados de ternura que nacen en la propia vida ofrecen horizontes nuevos de humanidad y anuncian, haciendo presente, el Reino. Solo poner nuestra propia vida en juego por amor para amar, abre el horizonte a la Esperanza.

Para eso, necesitamos orar en el mundo obrero

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