CRÓNICA DE CATACUMBA (39)

Mi crónica de ayer al final se desvió de su objetivo en la acogida. Yo que planteaba la cuestión de la verdad, me encontré que lo que suscitó numerosos comentarios y debates en diversos foros, sobre todo, fue la cuestión de la renta básica. Bueno, bienvenido sea el debate más sosegado, razonado, argumentado, sereno, constructivo, educado y respetuoso. Gracias a los que aportasteis a este diálogo desde diversas perspectivas: José Ignacio, Luis, Joaquín, Paco, Antonio, Pedro, Gerardo, Jose Javier, Agustín... Fue un regalo inesperado.

En tiempos de pandemia bocachanclera sois un soplo de aire fresco.

Pero los hechos siguen reclamando ese posicionarse en la denuncia de la mentira. En una entrevista a Noam Chomsky leída estos días en Contexto @ctxt_es, se entresacaba una frase suya: "Si no paras de decir mentiras, el concepto de verdad simplemente desaparece". Pues ese parece ser el objetivo: que desaparezca.

Junto a ello, las serias dificultades por las que atraviesan los pobres ante la saturación y la imposibilidad de asistencia por parte de los servicios sociales, llenó otra linea de quejas, gritos, lamentos, e impotencia compartida durante el día. Hay situaciones que sobrepasan toda paciencia, toda entrega, que rompen costuras y límites. Y pese a ello, sigue habiendo hombres y mujeres que no están dispuestos a abandonar esa Galilea, que permanecen. Gracias por ellos y ellas.

Creo que la insuficiente y desajustada respuesta de las administraciones locales y autonómicas -competentes en estas cuestiones- pone de manifiesto la necesidad de que se reformulen de raíz las políticas sociales, y se cuente con políticos a los que, como reclama el papa, les duelan de verdad los pobres. Es una tarea pendiente que arrastramos de antes, pero que en esta situación se hace mucho más urgente. Y es triste comprobar lo huérfana que sigue estando nuestra política, en todos sus ámbitos, de políticos así: que actúen por amor y dolor de las personas, y no por sus objetivos políticos, por loables que puedan ser. La política -no se olvide- solo puede vivirse vocacionalmente, como vocación vital de servicio a las personas y al bien común. Lo demás es faroleo y postureo y, antes o después, se nota.

Frente a todo ello, la Palabra de Dios esta mañana es una invitación a vivir en Dios (Rom 6, 8-11) y a llenarnos de alegría con la luz que amanece (Salmo 96), a seguir celebrando el nombre de Dios, con alegría, abriendo camino a la esperanza. para eso ofrecemos cada día nuestra vida; para eso trabajamos, para eso vivimos: para que otros puedan vivir.

Pues ¡hala!, a vivir y a la faena, que se deshilacha el día.



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