Orar en el mundo obrero. Tercer domingo de Pascua

Este tiempo de confinamiento trae muchas expectativas consigo para el momento posterior. También trae esperanzas. Es importante no confundirlas. Las expectativas tienen más que ver con la mejora de la situación, con lo que deseamos. Nuestra esperanza tiene más que ver con el sentido que somos capaces de encontrar a lo que vivimos, con lo que del Reino de Dios germina en medio de estos acontecimientos. Mucha necesidad de esperanza nos llega en los gritos de los pobres. Quizá hemos de gritar nuestra necesidad de esperanza, y poner oído a otros gritos

Orar en el mundo obrero es acoger ese grito para que germine la esperanza.

Señor, a veces ando cansado,
a menudo frustrado, irritado,
pero siempre con la esperanza de llegar,
algún día, a la ciudad eterna, lejana,
resplandeciente en el sol de la tarde.
Dios mío, eres fiel a tus promesas...
Llena mi corazón
y satisface mi deseo más profundo.
No hay nada más que esta promesa
para agarrarme firmemente...
Me aferro con fe a esta promesa desnuda.
Oh Señor, dame coraje,
dame esperanza
y dame confianza.

(oración inspirada en Henri Nouwen)

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