Orar en el mundo obrero. 12º domingo del tiempo ordinario

En este tiempo hemos podido ser más conscientes de nuestros miedos; de los que nos visitan cada día y de aquellos que habíamos silenciado, pero están ahí. Conscientes de los miedos que alimentan nuestras tendencias egoístas, y terminan por encerrarnos en nosotros mismos, por recentrar mi existencia en torno a mí. 

Me hago consciente, una vez más de esos miedos, que me paralizan, me cierran a los otros, me deshumanizan… me hago consciente de sus raíces, 

La insistencia, por tres veces, de Jesús en este evangelio es precisamente: “No tengáis miedo”. Y la razón para no temer es la confianza en el Padre, la confianza que nace de la experiencia amorosa de Dios en nuestra vida, del sabernos y sentirnos amados por Dios, del dejarnos amar por él. Es este amor el que es digno de crédito y fe. Es la experiencia de este amor en nuestra vida la que nos hace osados para creer – confiar, superando el temor, y dejándonos abrazar por la ternura de Dios, y empujados por la fuerza del Espíritu Santo que nos habita. Tenemos un Dios Padre-Madre que cuida de nosotros, para quien valemos más que todo. Un Dios que nos escucha y responde, como rezamos hoy con el Salmo 68: con la bondad de su gracia, por su gran compasión. Que nos escucha con bondad para ayudarnos en su fidelidad. 

Hoy podemos redescubrir y experimentar la alegría de los humildes al contemplarlo, el renacer de nuestro corazón al buscarlo.orando con la ayuda del Orar en el mundo obrero de esta semana

Comentarios

Entradas populares de este blog

No tengo fuerzas para rendirme

Feliz año nuevo, en pijama