Orar en el mundo obrero. 4º domingo T.O.

Dice Jesús Espeja (Jesús de Nazaret. La mística de una sociedad fraterna) que Jesús hablaba como el que tiene autoridad. Pero la autoridad de Jesús no significa imponer o intimidar. No acepta la lógica de dominación que desfiguraba entonces al pueblo judío. Jesús invita una y otra vez al cambio de vida, pero nunca obliga por la fuerza violentando a nadie. Él está entre los demás como el que sirve.

Jesús no apoya su autoridad en ninguna prerrogativa divina ni acudiendo a la tradición bíblica, sino en la verdad y la coherencia entre lo que dice y hace. Algo que es reconocido incluso por sus enemigos.

Verdad y coherencia son inseparables en Jesús. Y han de ser inseparables en nuestra vida si queremos que el ejemplo de vida que mostremos no sea el nuestro sino el suyo. Porque no se trata de que la gente nos siga a nosotros, por buenos que seamos. Se trata de que encuentren, escuchen, acojan a Cristo en su vida, y quieran -reconociendo esa autoridad- construir su vida sobre la llamada de Jesús y en su seguimiento en comunidad.

Verdad y coherencia -autoridad- es lo que necesitamos en nuestra vida para poder enfrentar los demonios de esta sociedad que rompen al ser humano, que lo aprisionan, que lo retienen sin conciencia ni libertad. Es lo que necesitamos, la verdad y coherencia del evangelio, para señalar esos demonios como tales; demonios de una economía que mata. Demonios del individualismo que separa y enfrenta, impidiendo la fraternidad. Demonios que impiden reconocer al hermano o hermana que sufre y servirles.

La verdad y coherencia de Jesús se asienta en tres dimensiones inseparables que vertebran su conducta histórica: apasionamiento por la fraternidad, opción por la causa de los más débiles, y su intimidad singular con Dios. A la articulación dinámica de esas tres coordenadas llamamos ‘espacio interior’. También eso era reconocido en Jesús, incluso por los demonios a los que increpaba: eres el Santo de Dios.
El hombre poseído por el espíritu inmundo era alguien con una vida truncada, que resulta liberado por la acción del amor, por la autoridad del amor.

Mi proyecto de vida es una manera de articular ese espacio interior en verdad y coherencia: la fraternidad con los pobres en quienes encuentro a Dios mismo. ¿Qué necesita mi proyecto de vida para ello? ¿Qué pasos puedo y me propongo ir dando para crecer en esa dirección?
Para poder responderme, oro en el mundo obrero

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