Orar en el mundo obrero. Bautismo del Señor

 Terminamos el tiempo de Navidad orando en el mundo obrero, en esta fiesta del Bautismo del Señor.

Termina hoy este tiempo de Navidad que nos devuelve a lo ordinario, a lo cotidiano, a ese encuentro diario con Dios que anda en zapatillas con nosotros por nuestros mismos caminos, en nuestros mismos encuentros. Ese tiempo ordinario en que se tata de vivir -como siempre- nuestro bautismo. Estamos signados en el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Se trata de vivir el amor trinitario. Retoma tus lugares vitales, las personas que los habitan. Acoge las semillas de amor que crecen en esas realidades.

Somos los amados de Dios. Somos por el amor y, por eso, somos para el amor. Ser cristiano no es creer que Dios existe. Es creer que Dios me ama incondicionalmente, que se complace también en mí. Ser cristiano es hacer consciente y cotidiana esa experiencia del amor de Dios en nuestra vida; es sabernos y sentirnos amados por Dios, siempre y en toda circunstancia. Es vivir en ese amor, para ese amor, en lo personal y en lo social.

Para los bautizados conscientes -como dice Rovirosa- percatarnos de la grandeza y exigencia de nuestro bautismo por el que morimos (místicamente) al mundo y resucitamos en Cristo, nos descubre el compromiso como las tareas propias de los seglares cristianos fieles al espíritu que recibieron en el Bautismo. Ahí es donde entrará plenamente en juego nuestra responsabilidad, nuestra dignidad y nuestra libertad; en aquellas tareas de recapitularlo todo en Cristo … que son las tareas económicas, las sociales, y las políticas.

 


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