No nos gusta hablar de conversión. Casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Un esfuerzo casi imposible para el que no nos sentimos ya con humor ni con fuerzas. Sin embargo, si nos detenemos ante el mensaje de Jesús, escuchamos, antes que nada, una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana, porque Dios está cerca y quiere sanar nuestra vida. La conversión de la que habla Jesús no es algo forzado. Es un cambio que va creciendo en nosotros a medida que vamos cayendo en la cuenta de que Dios es alguien que quiere hacer nuestra vida más humana y feliz. Porque convertirse no es, antes que nada, intentar hacerlo todo mejor, sino sabernos encontrar por ese Dios que nos quiere mejores y más humanos. No se trata solo de “hacerse buena persona”, sino de volver a aquel que es bueno con nosotros. Por eso, la conversión no es algo triste, sino el descubrimiento de la verdadera a...
¿Tiempo? Pero si todo lo que pones es jazz y canciones de cuando mi abuela vestía canesú... Te estás haciendo mayor...
ResponderEliminarMira pequeña. Ya he desistido de que tu gusto musical se eduque. Pero no puedo compartir contigo tu opinión acerca de la gran música. lo siento. Y sí, me estoy haciendo mayor, gracias a Dios. Esp es lo que nos tiene que pasar a todos ¿no? Hacernos mayores acumulando sabiduría, sentido, y buen gusto.
EliminarNo desesperes, ya te llegará, con la edad.
Lo que yo te diga... Mira que enlazarme hasta aqui desde tu muro... Mi gusto musical es exquisito, delicioso para los sentidos, las canciones que me gustan suelen llegar al alma... del que la tiene, claro...
EliminarMenos mal que al menos, nos gustan los donuts de colores.
Y mañana me comeré otro trocito de tu regalo, para que aprendas... jajaja
Bellísima muñeca la de esta versión, sin dudas vestida de domingo.
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