Me carga cada vez más la manera prosaica de celebrar estas fiestas de diciembre y enero, entre otras cosas porque con la edad uno se vuelve más frugal, y me resulta imposible digerir la cantidad de comidas "obligadas" que se supone hemos de hacer con profusión pantagruélica de manjares, que nos llevan a repetir menú -comiendo de sobras- semanas y semanas, así que procuro ceñirme a lo esencial: Su contenido religioso, que es lo que yo celebro. Navidad, Santa María - Año Nuevo, Epifanía. No obstante, en esa celebración cabe también la reunión familiar, en Nochebuena, y la que nos congregará el día de Reyes a toda la familia. Son momentos de anclaje de las relaciones familiares que hay que vivir a lo largo de todo el año. Bien es verdad que en mi familia no necesitamos llegar a estas fechas, porque buscamos -con ocasión o sin ella- la forma de reunirnos periódicamente en torno a la mesa y a la larga sobremesa. Estos días traen también la ocasión para el encuentro sereno c
Un nuevo formato para una canción con rasgueos de guitarra que me enardecen.
ResponderEliminar¡Qué oración más de nuestra tierra!! Del azahar a la sierra, del azahar al mar... su voz, sus sandalias, sus huellas... ¡¡Gracias!!
ResponderEliminarSerá ya primavera... o lo va a ser muy pronto. Ya huelen las cocinas a torrijas...Yo ya me he comido dos ¿y tú?
ResponderEliminardos ayer, y otras dos que caen hoy. Pero yo con servicio de entrega a domicilio, y todo.
EliminarYo tampoco fui a buscarlas ¿qué te creias? Jajajaja
EliminarEs preciosa y tiene un ritmo...
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