No nos gusta hablar de conversión. Casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Un esfuerzo casi imposible para el que no nos sentimos ya con humor ni con fuerzas. Sin embargo, si nos detenemos ante el mensaje de Jesús, escuchamos, antes que nada, una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana, porque Dios está cerca y quiere sanar nuestra vida. La conversión de la que habla Jesús no es algo forzado. Es un cambio que va creciendo en nosotros a medida que vamos cayendo en la cuenta de que Dios es alguien que quiere hacer nuestra vida más humana y feliz. Porque convertirse no es, antes que nada, intentar hacerlo todo mejor, sino sabernos encontrar por ese Dios que nos quiere mejores y más humanos. No se trata solo de “hacerse buena persona”, sino de volver a aquel que es bueno con nosotros. Por eso, la conversión no es algo triste, sino el descubrimiento de la verdadera a...
Necesito confesión, Fernando: me he llevado la desilusión de no ver perder al Madrid con el Atlético. Como sabes, suelo escuchas tu música diaria al amanecer, pero esta noche la aprovecho para relajarme tras el vapuleo antes de irme a la cama.
ResponderEliminarEso no es ni pecado. Como mucho esperanza; "derriba del trono a los poderosos..." Todo llegará
Eliminar...y enaltece a los humildes. Gracias, Fernando.
EliminarUna música perfecta para relajarse ante un día de trabajo abrumador (los que trabajemos, claro...)
ResponderEliminarUichhhh.... Me he enterado de tu confesión, Francisco, espero que no sea pecado y me tenga que confesar ahora yo...jajajaja
Buenos dias a los dos. Cuidate Fernando, y aprovecha para visitarme ahora que puedes. Un beso