Nunca es tarde. Reflexión de Pagola para la Cuaresma
No nos gusta hablar de conversión. Casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Un esfuerzo casi imposible para el que no nos sentimos ya con humor ni con fuerzas. Sin embargo, si nos detenemos ante el mensaje de Jesús, escuchamos, antes que nada, una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana, porque Dios está cerca y quiere sanar nuestra vida. La conversión de la que habla Jesús no es algo forzado. Es un cambio que va creciendo en nosotros a medida que vamos cayendo en la cuenta de que Dios es alguien que quiere hacer nuestra vida más humana y feliz. Porque convertirse no es, antes que nada, intentar hacerlo todo mejor, sino sabernos encontrar por ese Dios que nos quiere mejores y más humanos. No se trata solo de “hacerse buena persona”, sino de volver a aquel que es bueno con nosotros. Por eso, la conversión no es algo triste, sino el descubrimiento de la verdadera a...
...Esto... ¿Y si nos hicieras un resumen?
ResponderEliminarMe atrevo a resumir para ti, M Carmen, que estamos llamados a ser luz y sal, que no podemos quedarnos con el tesoro de la fe para nuestra intimidad, sino que es el mismo Jesús quien nos invita a ponernos en camino y manifestarlo. La Iglesia hoy está ocupada sólo por abuelos: los hijos han abandonado y los nietos no han oído hablar de Jesús de Nazaret; se despuebla, se vacía... Nos hemos convertido en tierra de misión.
ResponderEliminarPido perdón a Fernando y espero que él te ilumine.
Un abrazo en Cristo.
No hay nada que perdonar. Buen resumen
EliminarMuchas gracias Francisco.
EliminarCreo que entonces habría que hacer una profunda reflexión de por qué en algunas iglesias, sólo quedan los mayores.Estamos en el Siglo XXI y hay que actualizar el contenido para el tipo de personas que ocupan ahora el mundo. El Mensaje es universal y no cambia, pero la manera de exponerlo debe hacerlo.