No nos gusta hablar de conversión. Casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Un esfuerzo casi imposible para el que no nos sentimos ya con humor ni con fuerzas. Sin embargo, si nos detenemos ante el mensaje de Jesús, escuchamos, antes que nada, una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana, porque Dios está cerca y quiere sanar nuestra vida. La conversión de la que habla Jesús no es algo forzado. Es un cambio que va creciendo en nosotros a medida que vamos cayendo en la cuenta de que Dios es alguien que quiere hacer nuestra vida más humana y feliz. Porque convertirse no es, antes que nada, intentar hacerlo todo mejor, sino sabernos encontrar por ese Dios que nos quiere mejores y más humanos. No se trata solo de “hacerse buena persona”, sino de volver a aquel que es bueno con nosotros. Por eso, la conversión no es algo triste, sino el descubrimiento de la verdadera a...
¡Qué bella música para rematar un día tan lluvioso! Esta noche tuve que sacar el coche del garaje por incompatibilidad con la entrada de agua, pero ahora es el momento de relajarse y descansar. ¡Buenas noches!
ResponderEliminarLa verdad es que necesitaba algo así. Estos días están siendo tremendos de reuniones y preparativos para el encierro que tendremos a partir del lunes los centros de infantil de Sevilla. Espero que nos tengáis en vuestras oraciones para que todo salga lo mejor posible y no tengamos que cerrar. Un beso
ResponderEliminar