No nos gusta hablar de conversión. Casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Un esfuerzo casi imposible para el que no nos sentimos ya con humor ni con fuerzas. Sin embargo, si nos detenemos ante el mensaje de Jesús, escuchamos, antes que nada, una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana, porque Dios está cerca y quiere sanar nuestra vida. La conversión de la que habla Jesús no es algo forzado. Es un cambio que va creciendo en nosotros a medida que vamos cayendo en la cuenta de que Dios es alguien que quiere hacer nuestra vida más humana y feliz. Porque convertirse no es, antes que nada, intentar hacerlo todo mejor, sino sabernos encontrar por ese Dios que nos quiere mejores y más humanos. No se trata solo de “hacerse buena persona”, sino de volver a aquel que es bueno con nosotros. Por eso, la conversión no es algo triste, sino el descubrimiento de la verdadera a...
Novedad: he llegado a casa a las 12,30 de la noche, después de haber asistido a una conferencia en la Hermandad de la Soledad, tras las cervezas y tapas de rigor, y se me recuerda que tengo que ser luz y sal. Hoy no soy ejemplo de nada. Buenas noches.
ResponderEliminar¿Que no eres ejemplo de nada? Pues entonces ninguno de nosotros podría serlo nunca. Tomarte unas cervezas y unas tapitas con los amigos es lo más normal del mundo y ya pones demasiada sal y demasiada luz cada día intentando hacer todo lo posible por los demás.
ResponderEliminarEs necesario que también cuidemos nuestras relaciones con los demás y compartamos ratos de esparcimiento. Eso no quita que a la vez, te intereses por los otros y transmitas el Mensaje de Jesús.
Para ser sal, hay que poner ganas, alegría y positividad en lo que haces y para ser luz tienes que ir mostrando el camino. ¿No lo haces? Pues yo creo que si.
Que tengas un feliz fin de semana
voy a estar de acuerdo con Mari armen, pa variar
EliminarSi es que cuando me pongo, me pongo...jajajajajaja
EliminarUn besito Fernando (bueno y otro para Francisco)