No nos gusta hablar de conversión. Casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Un esfuerzo casi imposible para el que no nos sentimos ya con humor ni con fuerzas. Sin embargo, si nos detenemos ante el mensaje de Jesús, escuchamos, antes que nada, una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana, porque Dios está cerca y quiere sanar nuestra vida. La conversión de la que habla Jesús no es algo forzado. Es un cambio que va creciendo en nosotros a medida que vamos cayendo en la cuenta de que Dios es alguien que quiere hacer nuestra vida más humana y feliz. Porque convertirse no es, antes que nada, intentar hacerlo todo mejor, sino sabernos encontrar por ese Dios que nos quiere mejores y más humanos. No se trata solo de “hacerse buena persona”, sino de volver a aquel que es bueno con nosotros. Por eso, la conversión no es algo triste, sino el descubrimiento de la verdadera a...
¿Qué le ha pasado a Francisco? ¿Se acostó sin escuchar esta preciosidad? Una música increible para ahondar en tu interior.
ResponderEliminarQue tengáis un buen día. Besos
Me he perdido algo. ¡¡Te gusta el jazz!!
Eliminaraunque es verdad que esto no es jazz. Es más chill out, o simplemente piano, a secas.
EliminarPues claro que no es jazz... jajaja
EliminarAsí fue, Mª Carmen, me acosté temprano y agotado después de haber pasado el día en Valencia del Ventoso (Badajoz) con unos amigos que me pusieron a prueba el colesterol. Bebimos algo, comimos mucho y hablamos todavía más. No tuve que conducir, lo cual es una bendición añadida y esta mañana me encuentro esta hermosísima música pidiendo limosna de amor.
ResponderEliminarEs tiempo de balance, que el vuestro arroje un saldo positivo y no olvidéis dar gracias.
Un fuerte abrazo
Eso parece una bendición. Estar con amigos compartiendo mesa y confidencias, relajarse en el viaje... y despertarse con esta música de premio.
ResponderEliminarMi balance fue positivo justo hasta este dia, a partir de aqui, aunque tengo mucho que agradecer, también me queda mucho por añorar.
Un beso