En reverencia
Suena cuando la tarde de este miércoles va cayendo lenta y plomiza. La jornada puede darse por concluida, porque ya no doy para mucho más. Es tiempo de sosegarse, de dejar aparcado el trabajo, y simplemente acoger, y entrelazar lo vivido hoy, tejerlo para que no sean trozos deshilachados simplemente, y agradecer.
La oración, que sostiene la música, se hace aguja tejedora.
El día comenzaba con la conciencia de que hay cosas que es necesario creer para poder verlas. No creemos por lo que vemos. Creemos, tantas veces, contra toda esperanza y contra toda evidencia. Sostenidos solo por el amor que se encarna en nuestra vida en el abrazo misericordioso de Dios. Muchas veces experimentándolo como Tomás, a pesar de las dudas, de la falta de certezas, del no saber mirar con ojos abiertos. Creemos mientras vamos viviendo y caminando, mientras dialogamos y discutimos, mientras nos abrimos y exponemos a los demás. creemos mientras compartimos alegrías y esperanzas, mientras nos humanamos compartiendo lo que somos, esperamos y vivimos. Mientras entretejemos anhelos y luchas. Mientras nos sostenemos en el fracaso y la decepción.
Creemos cuando, desde ese amor estamos dispuestos a aceptar -aunque ahora no lo veamos- que por donde Dios nos encamina siempre será para algo mejor.
Creemos cuando en todas esas experiencias que ahora se recogen, sentimos que la mano de Dios acaricia nuestra debilidad para seguir haciendo crecer lo sembrado. Quizá seguimos sin ver lo que quisiéramos, pero creer que este camino conduce a la Vida, ayuda a ver con otra mirada, y a descubrir lo insospechado.
Y, al final, invita a caer rendidos, en reverencia, a ese inagotable, infinito amor que nos sostiene, agradecidos.
Y termino dejándome llevar por el repetido "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda." que suena al final de este rato.
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