Me carga cada vez más la manera prosaica de celebrar estas fiestas de diciembre y enero, entre otras cosas porque con la edad uno se vuelve más frugal, y me resulta imposible digerir la cantidad de comidas "obligadas" que se supone hemos de hacer con profusión pantagruélica de manjares, que nos llevan a repetir menú -comiendo de sobras- semanas y semanas, así que procuro ceñirme a lo esencial: Su contenido religioso, que es lo que yo celebro. Navidad, Santa María - Año Nuevo, Epifanía. No obstante, en esa celebración cabe también la reunión familiar, en Nochebuena, y la que nos congregará el día de Reyes a toda la familia. Son momentos de anclaje de las relaciones familiares que hay que vivir a lo largo de todo el año. Bien es verdad que en mi familia no necesitamos llegar a estas fechas, porque buscamos -con ocasión o sin ella- la forma de reunirnos periódicamente en torno a la mesa y a la larga sobremesa. Estos días traen también la ocasión para el encuentro sereno c...
Un libro es siempre un misterio por descubrir, una aventura que no requiere desplazamientos y ensancha el conocimiento.
ResponderEliminarPreciosa historia por todo lo que lleva implícito de cultura, compartir y disfrutar historias... pero lo que más me ha gustado es la expresión que has utilizado: volar la vida. Porque en realidad, eso es lo que conlleva vivir y la literatura nos ayuda en esa maravillosa aventura. Gracias.
ResponderEliminarCada vez que abro un libro, me sumerjo en un mundo del que no me gustaría salir. Con cada una de las historias, no sólo apareces en otros lugares, otros tiempos, otras culturas, sino que entras a formar parte de la vida de su autor. No debe ser fácil escribir un libro ni tampoco llegar a tocar las almas de los que lo leen, cuando eso se consigue, la simbiosis con el autor está hecha.
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