No nos gusta hablar de conversión. Casi instintivamente pensamos en algo triste, penoso, muy unido a la penitencia, la mortificación y el ascetismo. Un esfuerzo casi imposible para el que no nos sentimos ya con humor ni con fuerzas. Sin embargo, si nos detenemos ante el mensaje de Jesús, escuchamos, antes que nada, una llamada alentadora para cambiar nuestro corazón y aprender a vivir de una manera más humana, porque Dios está cerca y quiere sanar nuestra vida. La conversión de la que habla Jesús no es algo forzado. Es un cambio que va creciendo en nosotros a medida que vamos cayendo en la cuenta de que Dios es alguien que quiere hacer nuestra vida más humana y feliz. Porque convertirse no es, antes que nada, intentar hacerlo todo mejor, sino sabernos encontrar por ese Dios que nos quiere mejores y más humanos. No se trata solo de “hacerse buena persona”, sino de volver a aquel que es bueno con nosotros. Por eso, la conversión no es algo triste, sino el descubrimiento de la verdadera a...
¡Pero cómo es esto! Yo publico cada noche a las 0,01 para dejarle el privilegio a "El peregrino" de inaugurar el día, en cambio hoy lo ha hecho también a las 0,01; si se repite me veré forzado ha hacer otro cambio. ¡Maravilloso trío el de esta mañana!
ResponderEliminarJajajaja Es que a Fernando le gusta sorprender...
ResponderEliminar¿Si coincidiérais alguna vez lo cambiarías, Francisco? Eso le quitaría a tus seguidores su regalo de ese día. No creo que tuvieseis que hacerlo ninguno de los dos, así más personas podrían deleitarse con la misma música ese día. Por cierto, hace tiempo que no te visito, lo corregiré lo antes posible. Y de la música de hoy no digo nada porque, como sabéis, no es de las que me gustan...