Partir, en camino...

Partir es, ante todo, salir de uno mismo. Romper la coraza del egoísmo que intenta aprisionarnos en nuestro propio yo. Partir es dejar de dar vueltas alrededor de uno mismo. Como si ese fuera el centro del mundo y de la vida. Partir es no dejarse encerrar en el círculo de los problemas del pequeño mundo al que pertenecemos. Cualquiera que sea su importancia, la humanidad es más grande. Y es a ella a quien debemos servir. Partir no es devorar kilómetros, atravesar los mares o alcanzar velocidades supersónicas. Es ante todo abrirse a los otros, descubrirnos, ir a su encuentro. Abrirse a otras ideas, incluso a las que se oponen a las nuestras. Es tener el aire de un buen caminante Helder Camara Pues el peregrino se hace caminante y parte, se abre, descubrirá, irá al encuentro. Así que por un tiempo no nos veremos, no nos oiremos. Nos extrañaremos, que es otra forma de amar. Y así iremos haciendo crecer el deseo del regreso, del reencuentro, de la sonrisa, del abrazo.